Un partido ideal para pecar

Por primera vez en mucho tiempo, el Espanyol no llega a Semana Santa pasando un calvario en la Liga (como ocurrió el curso pasado) o en busca de una resurrección milagrosa (como en la primera temporada de Javier Aguirre o Mauricio Pochettino). Un contexto lógico teniendo en cuenta la inversión en fichajes y la profesionalidad de la plantilla y su cuerpo técnico, que han establecido una sinergia de trabajo que está llevando la temporada por los cauces lógicos. Pero hay partidos que suponen una bisagra, ese giro que puede dar entrada a otra estancia o dejarte esperando en el recibidor. Esa bisagra es Butarque, campo propicio (segundo peor local del curso) aunque rival necesitado. “Queremos mantener la ilusión hasta el final”, se sinceró Quique, por eso hoy el Espanyol se juega más que tres puntos.

Ante retos así se tienen que plantear grandes soluciones, por eso el técnico apeló ayer a la “voracidad” o la “rebeldía”, esos términos que los pericos llevan tatuados en su piel, y que deben trasladar también a los jugadores. Se entiende, por el discurso de Quique, que veremos a un Espanyol más valiente y no tan comedido como en Ipurua o San Mamés, donde intentó que no ocurriese nada y se llevó un punto de seis. El viernes el Athletic se comió a Las Palmas desde esa voracidad y ese convencimiento. El Eibar hizo lo propio ante el Celta hace dos semanas. Y este Espanyol quiere también (esperemos que así sea) unirse a ese carro hoy en Butarque. Necesita pecar y no ser tan devoto a sus ideas. No hay nada que perder. La temporada seguirá por los cauces lógicos aunque no se gane hoy.