De bestia negra a corderito rojo

La metamorfosis esta completada. El Bayern, el ogro, la bestia negra y el sinvivir del Real Madrid en viejos tiempos, se ha convertido en un corderito vestido de rojo. Vaya tiempos, aquellos. Cuando llegaban Effenberg, Kahn y van Bommel a Chamartín arañaban, mordían y se dejaban la piel y el alma sobre el césped del Bernabéu, algo que el Bayern no hace más desde que Heynckes le dejó en la cima cuatro años atras. Después vino Pep Guardiola, quien además de cambiar el estilo de un equipo también le robó su espíritu y su esencia. Desde entonces, el Bayern juega un fútbol precioso, la mueve de maravilla y le baila al Augsburgo. O al Ingolstadt. Pero ante un Real Madrid hace falta más, como ha quedado demostrado en 2014 y ayer. Tambien ante un Barcelona, como se vio en 2015.

Y no nos olvidemos del Atlético de Madrid en 2016. Han sido cuatro palos en cuatro años, pero la moda actual en Múnich parece ser la muerte bella en vez del coraje del ganador. Aquel ganador que era este conjunto en las epocas de los cuernos y los pisotones. Ayer faltó ese gen guerrero. Una vez más. Vidal sólo se vistió de espartano en las redes sociales, sobre el césped del Bernabéu solo fue un kamikaze más. Cuando el apartado atacante recibía el balón, todos y cada uno de los rojos carecían de ímpetu, valentía y, sobre todo, de coraje en sus acciones. Es cierto que el gol de Cristiano en fuera de juego fue el punto de inflexión final. Pero el Bayern tuvo la eliminatoria en sus pies. En el disparo de Thiago. En el de Robben. ¿Creen que Effenberg y Makaay hubieran fallado? Otros tiempos aquellos.