El orgullo va más allá de los titulares, se demuestra el domingo

Ovación de nostalgia. Tras la eliminación de la Champions a manos de la Juventus, que es la tercera consecutiva en los cuartos de final, el Camp Nou despidió a sus jugadores con una ovación que por una parte premiaba el esfuerzo de unos futbolistas que se vaciaron en el campo buscando arreglar el desastre de Turín, pero por otra parte era un aplauso nostálgico a un equipo que se apaga. Lo que ha vivido este club en los últimos años ha sido tan impresionante que no es que merezca una ovación, merece un monumento y no se valorará justamente hasta que el tiempo ofrezca una mejor perspectiva.

Decisiones dolorosas. Más allá de lo que pase de aquí a final de Liga está claro que ha llegado la hora de tomar decisiones. Y no van a ser fáciles. Algunas serán dolorosas. El modelo de gestión en los últimos años iba encaminado a crear, como dijo Luis Enrique a inicio de temporada, “la mejor plantilla de la historia” a base de comprar a precio de percebe jugadores que a la hora de la verdad han resultado ser salmonetes. La famosa segunda unidad que debe marcar la diferencia cuando un titular descansa o no puede jugar debería surgir de la cantera, no del Valencia. Me es difícil creer que La Masia no sea capaz de aportar jugadores como Nacho o Carvajal, por poner un doloroso ejemplo.

Dispendio. La política deportiva del Barcelona en cuanto fichajes ha sido un disparate. Recordemos que se han gastado una millonada en los últimos años con la idea de consolidar una plantilla que de cara al curso únicamente necesitaría “retoques”, tal y como anunció Robert Fernández cuando presentó a André Gomes. Los defensores de esta idea aseguran que ciertos jugadores necesitan una temporada de adaptación como en su día necesitaron Koeman o Laudrup. Pero se olvidan de que el primero llegó como campeón de Europa y el segundo tras haber asombrado en el Mundial de México y haber ganado la Liga italiana con la Juventus.

Titulares. Al hilo de la ovación del Camp Nou al final del partido, las portadas de los diarios catalanes hablaron de “orgullo”. Un bonito titular, sin duda, pero ese orgullo únicamente tiene una manera de demostrarse. El domingo en el Bernabéu. El resto, propaganda.