Cristiano, Griezmann, Dybala, Mbappé

La pregunta en Madrid estos días ha sido: “¿Tú prefieres el derbi en semifinales o en la final?”. Por lo que veo, los atléticos prefieren en semifinales, los madridistas, en Cardiff. Algo hace pensar que el Atlético tiene más posibilidades de eliminar al Madrid a dos partidos que de ganarle en la final, y no lo digo sólo por los precedentes, sino por algo que tiene que ver con el instinto del aficionado. En todo caso, es un orgullo verles ahí otra vez. El Madrid, por séptima vez consecutiva, siempre con Cristiano tirando del carro. Al Atlético, por tercera vez en cuatro años, tantas como en toda su historia previa. En su caso, con Simeone tirando del carro.

El bombo lo completan dos grandes equipos, como no podría ser de otra manera. La Juve, con su vieja solidez y la nota brillante de Dybala. El Mónaco, la novedad, equipo atractivo, multirracial, como muestra de esa permanente búsqueda del fútbol francés. Con un Falcao resucitado al que acompaña la última perla del panorama europeo, Mbappé. Él y Dybala son dos de los aspirantes de futuro al trono que hasta ahora han compartido Cristiano y Messi, que llevan nueve años duopolizando el Balón de Oro. La Juve suena a más difícil, por rango y empaque, pero el Mónaco tiene un punto imprevisible que le hace peligroso.

En fin: Cristiano, Griezmann, Dybala, Mbappé... Cuatro estrellas que son augurio de nuevas emociones. Por mi parte, lo que pido para estas semifinales son mejores arbitrajes. Hemos visto mucho destrozo en estos cuartos, y aun en octavos. Y mientras completaba este artículo tenía un ojo en la tele, viendo al Celta batirse en Genk, donde hizo valer su 3-2 haciendo lo que se pIde en estos casos: no arrugarse, jugar por todo el campo y, a ser posible, marcar por delante. Así fue. Al final tuvo que aguantar el arreón local, pero sacó adelante un empate que le mete en una semifinal europea por primera vez. Una proeza que hace feliz a Vigo.