El caso Neymar y el 'Efecto Piqué'

El Barça podía hacer dos cosas: salir al Bernabéu sin Neymar, con el afán de ganar el Clásico y reengancharse a LaLiga, o sacarlo y exponerse a una alineación indebida, que le costaría una derrota por 3-0. Lo primero requeriría una fe en sus fuerzas de la que se ha dudado. Lo segundo garantizaba una propaganda victimista de buen consumo entre los suyos y que podía hasta pretender su eco por ahí fuera, en un partido que verá tanta gente desde tantos sitios, parte de la cual podría comprar cualquier interpretación. En este tiempo de permanente desafío catalán a todo organismo radicado en Madrid, eso resultaba tentador.

Por fortuna, la mala tentación ha pasado: Neymar no viaja, así que tendremos la fiesta en paz. Alguna luz de sensatez ha iluminado a última hora a Bartoméu. Quizá ha caído en lo obvio: no le asistía ninguna razón moral. La sanción es de cajón, por ella han pasado muchos jugadores en condiciones similares, entre ellos Cristiano, tras unos hechos parecidos en San Mamés no hace tanto. Ese castillito leguleyo organizado con la pretensión de colar al jugador en este partido y completar la sanción más adelante era una maniobra de mala fe. Una gamberrada. El Barça es un elemento troncal del sistema, no puede permitirse eso.

‘Efecto Piqué’, llamaba yo aquí no hace mucho al abandono del Barça a unos descuidos de conducta que antes no tenía. Y no es que vea al central directamente involucrado en esta operación fallida, pero sí siento que su ascendiente en el club y en su entorno mediático propicia estos deslices. El Barça que se portaba como Puyol y Xavi me gustaba más que el que se porta como Piqué. Pero la corrección ha llegado a tiempo, sin más consecuencia que un ridículo a todas luces evitable. Al Barça le quedan jugadores (entre los que cuento a Piqué, junto a Messi y otros) para dar una gran noche de fútbol. Bienvenida sea la rectificación.