El fuego antes del dragón

Alucinaba Chen Yansheng el domingo, situado en el epicentro de la Diada de Sant Jordi en Barcelona, por la multitud que le rodeaba. “No esperaba una festividad así y no la olvidaré”, admitía. Una sensación espectacular, justo un año después de aquel Sant Jordi de 2016 en el que al ‘stand’ del club no se acercó ni un solo jugador, con un entorno invadido por el pesimismo por la goleada sufrida, la noche anterior, ante Las Palmas (4-0). Solo unas horas después de ese baño de masas de Chen, y ya acabado el Clásico, la muchedumbre perica se trasladaba a otra causa alejada de rosas y libros: la victoria culé en el Bernabéu les puede volver a situar como jueces de la Liga, en el derbi del sábado. Su proximidad y el recuerdo inevitable del ‘Tamudazo’ difuminan otro choque si cabe más crucial: el de este martes.

Advertía José Emilio Santamaría en el homenaje recibido hace unos días en Cornellà que el Espanyol es un gran club obligado a convivir “con un monstruo”. O con un dragón llamado Barcelona, al que los pericos pretenden aniquilar precisamente como en la leyenda de Sant Jordi. Pero antes del dragón se adivina ya el fuego. El del infierno por el que merodea el Sporting de Gijón si no gana esta noche. Y las ascuas de Europa, que el conjunto de Quique está obligado a avivar con tres puntos para evitar que se apaguen irremediablemente. Además, y tras haber completado su mejor partido de la temporada ante el Atlético (un ensayo general para el derbi), no sería de recibo dar un paso atrás en lugar de tomar carrerilla. Y todo ello, ante dos expericos: Rubi y Burgui, quien podría volver a serlo en verano.