Tercer tiempo

Tristeza grancanaria

En la primera parte de LaLiga escribí aquí del fútbol afirmativo, bellísimo, de la Unión Deportiva Las Palmas. El sábado consolidó lo peor de sí mismo ese fútbol tan prometedor. Es la sombra del Nublo, pero en lo más arriscado, no aquel Roque Nublo que ponía en evidencia a los grandes. El Atlético de Madrid ensayó en Las Canteras, ante la tristeza grancanaria, el encuentro ante el Madrid. Con enorme éxito.

¿Setién o Ramírez?

¿Quién se equivocó, Setién diciendo que se iba o Ramírez, el presidente, provocando al entrenador a tomar una decisión sobre futuro? El resultado de la duda está ahí: un equipo desmadejado y triste que le entrega a su afición el 1% del entusiasmo que le da. Pienso en Valerón. Me dicen que volverá, al banquillo. Eso es esperanza de salud. Ahora no la hay, como si al equipo lo hubiera vaciado un brujo.

Es bonito sufrir

Zidane es inmenso, lo amo. La semana del puta madre halló una frase con la que se quitó de encima la tremenda tensión de los finales de su Equipo A. Jugó en el alambre contra el Barça y no le salió. Jugó en el mismo alambre con el Valencia… y le salió. Le preguntaron si así se puede vivir siempre. Y dijo el maestro: “También es bonito ganar en los últimos minutos”. De puta madre, es bonito sufrir.

Marcelo superstar

Como nos decía el maestro Lledó en clase, dentro de todo sí hay un pequeño no. Marcelo fue crucificado por no hacer la falta táctica que parecía corresponder para atajar aquella escapada del Barça. Este sábado fue su escapada y salvó al Madrid. Su gol se une a su carácter: expansivo, alegre, autocrítico. Mira uno alrededor, en su equipo también, y ve pocos así. Eso lo hace un superstar simpático.

El rostro de Voro

Me fijo en el rostro de Voro. Cuando el Madrid deshizo el empate con aquel gol de Marcelo se vio en su cara el escalofrío. El Valencia ha estado todo el año entre el no y el sí, más con el no. Últimamente, además, le han puesto a Setién como el que lo va a arreglar. Trabajar así debe ser un calvario. Y cuando vas a sacar petróleo del Bernabéu te lanzan una ducha fría. Le deseo fortuna, que el rostro se le alivie.

El maestro Besa

Tengo varias maestros en el fútbol de grada. Uno es Relaño, claro, pero ya lo cito tanto que me va a echar. Y otro es Ramón Besa, compañero en El País. Los dos han hablado este sábado (Besa, en Carrusel, con Santi Giménez, otro superstar) de la violencia verbal en el fútbol. Se parece a la de la sociedad. La hubo en Cornellá, la hay en todas partes. El periodismo la debe dominar en su propio terreno.

El maestro Bastenier

Un maestro de periodistas. Su pasión era el ciclismo; en casos excepcionales para él era más importante una carrera que una primera página. Aunque siempre vencía la primera página. De tenis lo sabía todo. Y al final lo miraba de lado, como una vulgaridad. Leyendo a aquellos dos maestros hablando de la violencia de este tiempo sentí que Bastenier hubiera dicho: “¿Ves como se ha hecho vulgar el fútbol?”

Una buena noticia

Una buena noticia, en fútbol, implica otra mala. Es el sí y el no. Sube el Levante, baja Osasuna. Valencia siempre tuvo con honor dos equipos allá arriba. Osasuna baja y sube. Lo tendremos ahí. ¿Tendremos al Tenerife? Los devotos le rezan a la Virgen. Los agnósticos esperamos que el equipo se ponga las pilas. Otros bajarán, subirán otros. Es la clave de la trama. Sin perdedores no hay gloria.

La frase

“Dentro de todo sí hay un pequeño no. Y dentro
de todo no hay un pequeño sí”.

Emilio Lledó, filósofo