El Madrid no tuvo infancia, nació Grande...

Legend Team. Los valores del Madrid se traducen en sus gestas, sus conquistas, sus hazañas, su Sala de Trofeos talla XXL, su espíritu irreductible de superación, su encomiable afán por ser siempre el mejor, su capacidad para enamorar y volver a enamorar, su fe en escalar ochomiles sin importarle el frío y la ventisca, su orgullo indomable e innegociable, su deseo insaciable de escribir la historia por enésima vez, su sagrada defensa de un escudo que es leyenda desde que Santiago Bernabéu y Di Stéfano liderasen hace sesenta años un equipo mitológico... Ahí estamos otra vez. Llamando a la puerta de Europa. Lisboa 2014, Milán 2016 y Cardiff 2017. Siempre queremos más. La afición se baña en gozo por haber elegido con tanta sabiduría y buen gusto. Jamás le pregunté a mi padre por qué éramos del Madrid. Me limité a darle las gracias por haberme llevado por la senda adecuada. Hay equipos que esperan a ver qué pasa. Nosotros somos fieles a otra filosofía. No esperes para tenerlo todo en la vida, ya tienes la vida para disfrutar de todo. Por eso hay una frase que me tiene loco y que resume mejor que ninguna otra en el RAE del fútbol lo que significa este equipo universal: EL MADRID NO TUVO INFANCIA, NACIÓ GRANDE.

Bye, bye, Calderón. Ya os dije ayer en AS que el Madrid iba a honrar el adiós europeo del Calderón. El último derbi debía servir para dejar claro de nuevo a nuestros adorables vecinos quién manda en la capital. Han sido cuatro batallas consecutivas continentales. Y siempre ganaron los de blanco. Décima en 2014, eliminación en cuartos con gol de Chicharito en 2015, Undécima en 2016 y eliminación del Atleti en las semis de 2017. ¿Os ha quedado claro?
Isco & Benzema. El malagueño y el francés formaron en el Manzanares una SI (Sociedad Ilimitada). Isco, cuando la zozobra emocional se imponía tras la doble sacudida de Saúl y Griezmann, se adueñó de la sala de máquinas y con la complicidad de Casemiro (en el corte) y de Modric (en la confección) dio un cursillo de cómo se debe manejar un partido. En esas irrumpió Benzema. Nunca he sido el presi de su club de fans, para qué engañarnos, pero su jugada picassiana de ayer me obliga a ponerme de pie y rendirle pleitesía. Se fue de tres sobre una baldosa como hacía mi Butragueño en mis años mozos. Fue increíble. Un jarrón de porcelana en medio de los bombardeos del Vietnam. Kroos disparó y apareció Isco, intercambiándose los papales con Karim, para meter un gol de nueve puro. Magisco aumenta su repertorio. Qué pasada de jugador. ¡Viva Málaga!

Road to Cardiff. Sabíamos algo de esta coqueta ciudad galesa por ser la cuna de Bale. Pero desde hoy miles de merengues están buscando cómo llegar, ya sea por tierra, mar o aire, a la final del 3 de junio. La Juventus de Buffon aumenta el reto. Me gusta. La Duodécima a la vista. O como me gusta llamarla a mí: ¡LA DOCENA!

Orgullo madridista. Esta noche de gloria vikinga va por varios grupos de whatsapp (Raulistas y Ramistas de Córdoba, Vandecopas de Herencia, Los Mocitos Madrileños y el grupo L6 de Lepe), también va por Luis (el carpintero más fiel), Alfonso Moreno y su hijo Gonzalo (sólo 15 añitos) y la ejemplar familia Ortúñez. Y va por Andrés Contreras, de la Peña Jávea, Xabia y Nada Más, cuya sede cerró al estar el chaval en estado grave por el atropello a los ciclistas en Oliva. Y no olvido a mi madre, que llegó a los 81 años en este inolvidable 10 de mayo. Va por ti, mamá.