Difícil volver a tenerlo tan cerca

Era sólo un toque, con el interior, sin portero. Un remate con todo a favor para firmar la mayor proeza en los casi 94 años de este club. Sólo hacía falta empujarla para que el Celta acariciase el primer título de su historia y quedarse a un paso de jugar por segunda vez la Champions. El balón le cayó a Guidetti, el futbolista que tuvo la sangre de fría de inventarse un penalti en el último minuto con el Shakhtar y resucitar a los celesetes cuando estaban casi eliminados en dieciseisavos. Pero esta vez el sueco estuvo torpe y todo se acabó.

El Celta mereció pasar a la final, sobre todo, por la penosa imagen que ofreció el United. De la solidez ofrecida por los de Mourinho en Balaídos no hubo noticias. Tampoco del dubitativo equipo de Berizzo de la ida. Esta vez los vigueses fueron descarados, como son casi siempre. No se vendía humo. Había serias opciones. Sólo faltó un toque.