Alonso abochorna a Honda

No suele ser demasiado ecuánime afirmar que todo el mérito de un resultado depende de un piloto. Ya sabemos que en los deportes del motor (en unos más que otros) la máquina resulta determinante, así que repartir en la proporción justa la responsabilidad del éxito (o del fracaso) es casi siempre lo más acertado. No ocurre así, sin embargo, con Fernando Alonso y su McLaren con motor Honda. En este caso, el hombre aparece tan por encima del coche que conduce que resulta bochornoso para sus creadores. Que el asturiano haga séptimo en la calificación del GP de España con semejante carro de polos roza lo milagroso, aunque en realidad en esto tampoco hay milagros, sólo talento, experiencia y ganas. Las de Alonso, por supuesto… A lo que se debe sumar la motivación añadida que para cualquier español supone correr en casa, unas decimitas que le han servido para tamaña exhibición.

No puedo, mal que me pese, disfruta de semejante festival de calidad, de categoría extraordinaria con un volante entre las manos. Al contrario, me parece frustrante pensar, una y otra vez, lo que podría hacer este pilotazo con un coche solo medianamente competitivo.

Hemos visto a Alonso ganar carreras y títulos, consolarse viéndole séptimo en la parrilla es una tarea ingrata, por mucho mérito que tenga el conseguirlo. Sobre todo porque nos pondremos a ver la carrera con los dedos cruzados y temiéndonos lo peor, que el motor japonés se pare en cualquier momento, incluso antes de empezar la acción. Esperemos que, al menos, no sea tan pronto, el ovetense ha prometido intentar una salida de las suyas. Y eso, ya por sí mismo, merecerá la pena. Puro espectáculo…