Perdóname, Mikel

Hola, Mikel. Me dirijo a tí, sí. No pongas cara de asombro. Me apetecía escribirte esta humilde columna de opinión. Dedicártela. Porque creo que te la mereces. No recuerdo bien si tú llegaste antes al primer equipo o yo al otro lado de la mesa para haceros preguntas en Zubieta. En cualquier caso, ahí andará, año arriba, año abajo. Es por eso que te tengo mucho aprecio. Porque he podido vivir, y contar (con más o menos fortuna, eso ya lo decides tú), toda tu trayectoria en el primer equipo de la Real Sociedad. Te he hecho tantas preguntas en rueda de prensa, te he hecho tantas entrevistas y hemos hablado tanto que igual alguna vez metí la gamba con alguna de sus declaraciones, siempre medidas, pensadas y muy argumentadas. Tanto que hasta alguna vez perdías el hilo de lo que nos estabas contestando. ¿Lo recuerdas? Yo sí, con una sonrisa, porque era muy entrañable, como tú, un tipo entrañable, con el que siempre ha sido un placer trabajar. Y por eso tengo que darte las gracias, por tu trato siempre respetuoso con la prensa.

Aunque, sobre todo, quiero decirte que me disculpes si la pregunta que te hice en tu despedida no fue de tu agrado. Aunque la toreaste como un campeón. "¿En algún momento pensaste en la retirada si no renovabas en la Real después de un año en el que has jugado tan poco?", pregunté. Y tú respondiste sonriendo con otra pregunta: "¿Tan mal me ves?". Y todos nos reímos. Te respondo ahora. No, no te veo tan mal, creo que te queda cuerda para dar guerra en Primera durante unos cuantos años más. Para volver a Anoeta a poner en aprietos a tu Real. Lo pienso de verdad, porque veo cómo te cuidas, porque veo lo que has aportado cuando has jugado. Hasta el punto de que me da pena que te vayas, porque creo que aún eres un jugador de equipo aprovechable. Pero creo que era una cuestión que se podía hacer algún aficionado. Y mi trabajo consiste en preguntar lo que uno cree que se puede preguntar la afición. Aunque luego me vacilara en broma el 'Pirata' Granero. "Ramajo, vaya pregunta...", me decía sonriendo. Pero eso me hizo meditar. ¿Y si le molestó al bueno de Mikel? Si es así, perdóname, gracias, y buena suerte, amigo.