La cosa pintaba mal y se confirmaron los peores presagios. No hay que poner paños calientes y el hecho de no poder incorporar nuevos futbolistas este verano es un duro golpe para el Atlético. Hacía falta una renovación de plantilla tras el larguísimo ciclo que lleva con el mismo entrenador y la prohibición de inscribir jugadores hasta enero es una faena. No es cuestión de buscar ahora culpables y señalar a quien incumplió las normas porque aunque se hable de casos “graves” ni el Barça en su día, ni el Madrid ni el Atlético merecían una sanción tan dura como la de no poder incorporar jugadores. Para cualquier niño de fuera o de dentro de España es una bendición fichar por el Atlético de Madrid porque son tratados muy bien (como en el Barça, el Madrid, el Villarreal y en las canteras de todos los equipos españoles). Y si la Federación Española, representante de la FIFA en España, había dado su consentimiento para tramitar esas fichas, aún se entiende menos la sanción. Pero no vale de nada lamentarse. Es un contratiempo grave, pero el Atlético cuenta con dirigentes, jugadores y aficionados acostumbrados a crecerse ante las adversidades. Este grupo de futbolistas y el cuerpo técnico asumen un nuevo reto. Será duro y complicado, pero todo cuesta. Y si se unen, todos los atléticos lo superarán.