Cantarán en todos los idiomas

Que un francés de origen argelino diga “el Madrid es el club de mi vida” me parece maravilloso y muy significativo. Más todavía cuando este compatriota ha sido jugador merengue y que dirige ahora el primer equipo. La universalidad de este club es un patrimonio que se debe cuidar y les puedo asegurar que no hace falta haber nacido en España para sentirse plenamente madridista. Y respirar como tal. Y sufrir como tal. Y alegrarse como tal. Tengo ocasión de hablar con mucha gente de fuera y su pasión por todo lo que rodea al club sobrepasa lo imaginable. No importan el color del pasaporte o de la piel, la edad ni la religión, la categoría social ni el nivel de estudios… El Madrid es capaz de limar todas las diferencias para hacer de todos sus aficionados unos niños con los ojos bien abiertos.

Tengo miles de ejemplos que podrían ilustrar mis palabras pero voy a escoger a los amigos de @RM4arab que tienen más de un millón de seguidores en Twitter y que profesan el madridismo por todo el mundo árabe. Locos que se levantan a las 04:00 para traducir los artículos de Relaño, Roncero, y de un servidor, para que cualquier aficionado de Irak, de Arabia Saudí, de Argelia, entre tantos países que comparten esta bella y poética lengua, pueda sentirse igual que un madrileño que compra el diario AS en un quiosco de la Castellana. Además, y no es cualquier cosa, la final de la Champions League de este año coincide con el fin de la primera semana de Ramadán y la hora, en muchos sitios de cultura musulmana, con la ruptura del ayuno. Un momento de gran alegría.