El Barcelona no tuvo un líder que le sacase del atolladero

La derrota del Barcelona escuece, aunque menos por ser ante el Vardar, el otro equipo español de la Final Four. El Barça, juegue contra quien juegue, es el favorito, pero viendo al equipo en la pista contra el ansioso conjunto macedonio, no daba la impresión de ser superior, sino un equipo mixto entre veteranos y jóvenes que no funcionó.

Es evidente que el Barcelona ha apostado para tener otro futuro espléndido, que esta Final Four era la despedida por la puerta de algunos jugadores notables, como Lazarov, como Noddesbo, pero es evidente que al equipo catalán le faltó un líder, un jugador que tirase del carro cuando estaba varado por la defensa macedonia.

La impresión, a distancia, es que el Barcelona estuvo más atenazado que el Vardar, que la necesidad de ganar le pasó factura ante un equipo que llegó sin nada que perder, porque era debutante entre los cuatro mejores, pero que durante toda la temporada ha venido demostrando que cuenta con calidad y físico suficiente para plantar cara a cualquiera. Un éxito sin precedentes en la carrera de Raúl González que en Colonia entra en el exclusivo grupo de entrenadores españoles peleando por liderar Europa.