Saúl, un lobo entre ovejas

Uno se asusta de pensar cuál es el techo de Saúl, el centrocampista total, el jugador que lo hace todo y todo lo hace bien. Hasta ahora los talentos españoles se habían caracterizado por desatacar en condiciones concretas. Los hubo técnicos, los hubo fuertes, los hubo goleadores, los hubo con personalidad. Él lo aglutina todo. Es técnico, es fuerte, es goleador, tiene personalidad. Una barbaridad. Desde que adelantó su posición en La Rojita, igual que había hecho antes en el Atlético, sus cualidades se han multiplicado.

La semifinal que hizo ante Italia está al alcance de muy pocos jugadores del mundo, ya no Sub-21, sino absolutos. Saúl tiró del carro para atropellar a una Italia excelente, venida a menos por la fortaleza del atlético y también por la expulsión de Gagliardini. España está en la final y el primer reto está cumplido. Falta lo más bonito, falta eso por lo que nuestros futuros internacionales están en Polonia, falta aquello con lo que Saúl siempre soñó: levantar al cielo la copa y el trofeo al MVP.