Orgullosos de nuestras campeonas

No hubo mejor manera de empezar el día. Desayunar en la redacción de AS con nuestras tricampeonas de Europa es un lujo emocional difícil de explicar. Créanme si les digo que el baloncesto me gusta tanto o más que el fútbol. Por lo tanto, ha sido para mí un motivo de orgullo ver la evolución triunfal de nuestras jugadoras en un deporte que hasta hace dos décadas parecía tener la élite focalizada sólo para los hombres. Gracias a luchadoras infatigables como Amaya Valdemoro fue cambiando esa percepción, pero lo de esta generación será casi irrepetible en el futuro. No sólo ganan medallas. Es cómo las ganan...

Con la serenidad con la que se expresa Alba Torrens es más fácil entender la clave del éxito de este grupo que colecciona medallas como si las regalasen con el café. O te fijas en la firmeza y el liderazgo de Laia Palau para valorar la grandeza de esta Selección. Ellas saben lo que valen. Nadie debe perder el tiempo en recordárselo. Pero en la cancha nadie se mira al ombligo. Se fija el rebote, se hace una transición rápida y buscan el aro rival como fieras desa­tadas. Por eso aplastaron a las francesas, que antes de pintar el cuadro parecían gigantes contra liliputienses. El talento no se mide por el perímetro de tus músculos. Estas chicas no se acomplejan nunca. Son tan osadas como Lucas Mondelo. Un entrenador con carisma, personalidad y carácter. Y ahora, ¡a por el Mundial!