NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Bienvenidos sean los cambios de Sáez

Actualizado a

Esta vez me gusta más el equipo, y lo digo por delante. Me gusta que estén Xabi Alonso, Joaquín y el Niño Torres. ¡Lástima que no estuvieran ante Grecia! En cuanto a Joaquín, es menos cabeceador que César, pero más rápido y más jugador. Así que forma parte del cambio de línea de Sáez, que se apea de la burra de la solidez para buscar más juego y más inspiración. El único que no entra es Valerón, taponado por Raúl, pero quizá le veamos en la segunda parte. Que Dios premie este paso de Sáez, que quizá llegue un poquito tarde. Porque tal y como están repartidas las cartas, lo tenemos difícil, aunque nos baste con empatar.

Quizá este equipo hubiera ganado por dos o tres goles a Grecia. Nunca lo sabremos. Eso nos hubiera puesto a cubierto de una derrota esta noche. Pero no fue así y nos enfrentamos a una verdad dura: o seguimos nosotros o sigue Portugal. Y echar al organizador siempre es difícil. Y en la primera fase, casi imposible. Es una ley no escrita que los árbitros se encargan de hacer respetar. Por eso nos designan a Frisk, ese sueco bello, árbitro UEFA de toda garantía, protegido directo del presidente Johanson. Los árbitros que llegan a esos niveles de confianza son, más que los que se equivocan poco, los que se equivocan de la forma que conviene.

Y no se trata de hacer nada descarado. El fútbol de hoy es muy igualado, y como en cada partido hay tres o cuatro jugadas clave dudosas basta con fallarlas todas a favor del mismo para pesar de forma decisiva en el resultado. Y también está el uso de las tarjetas, tan discrecional. Ahí cerca tenemos el recuerdo de Al Ghandour. Y más lejos, el de España-82, cuando los beneficiarios del sistema fuimos nosotros, porque pasamos la primera fase con unas cuantas tropelías. Eso es así y no hay que ignorarlo. Pero algo sí se puede hacer: jugar de tal forma que la victoria sea incontestable. Y esta alineación es capaz de hacerlo.

Esta vez me gusta más el equipo, y lo digo por delante. Me gusta que estén Xabi Alonso, Joaquín y el Niño Torres. ¡Lástima que no estuvieran ante Grecia! En cuanto a Juanito, es menos cabeceador que César, pero más rápido y más jugador. Así que forma parte del cambio de línea de Sáez, que se apea de la burra de la solidez para buscar más juego y más inspiración. El único que no entra es Valerón, taponado por Raúl, pero quizá le veamos en la segunda parte. Que Dios premie este paso de Sáez, que quizá llegue un poquito tarde. Porque tal y como están repartidas las cartas, lo tenemos difícil, aunque nos baste con empatar.

Quizá este equipo hubiera ganado por dos o tres goles a Grecia. Nunca lo sabremos. Eso nos hubiera puesto a cubierto de una derrota esta noche. Pero no fue así y nos enfrentamos a una verdad dura: o seguimos nosotros o sigue Portugal. Y echar al organizador siempre es difícil. Y en la primera fase, casi imposible. Es una ley no escrita que los árbitros se encargan de hacer respetar. Por eso nos designan a Frisk, ese sueco bello, árbitro UEFA de toda garantía, protegido directo del presidente Johansson. Los árbitros que llegan a esos niveles de confianza son, más que los que se equivocan poco, los que se equivocan de la forma que conviene.

Y no se trata de hacer nada descarado. El fútbol de hoy es muy igualado, y como en cada partido hay tres o cuatro jugadas clave dudosas basta con fallarlas todas a favor del mismo para pesar de forma decisiva en el resultado. Y también está el uso de las tarjetas, tan discrecional. Ahí cerca tenemos el recuerdo de Al Ghandour. Y más lejos, el de España-82, cuando los beneficiarios del sistema fuimos nosotros, porque pasamos la primera fase con unas cuantas tropelías. Eso es así y no hay que ignorarlo. Pero algo sí se puede hacer: jugar de tal forma que la victoria sea incontestable. Y esta alineación es capaz de hacerlo.