Desde hace décadas a los clubes les gustan estas mitologías. Sucedió con los dos grandes fichajes extranjeros de la historia, que implicaron a los dos mejores jugadores de la Liga española de todos los tiempos, digan lo que digan Cruyff, Zidane o Maradona. Los fichajes de Ladislao Kubala y de Alfredo Di Stéfano parecían diseñados por un gabinete de comunicación avanzadísimo, sus tiras y aflojas son aún hoy un modelo de fabricación para multiplicar las noticias.

La incertidumbre sobre el porvenir de Etoo implica a los mismos clubes y pertenece a una nueva era del fútbol. Ya sólo falta que los periódicos empiecen a publicar con lupa la letra pequeña de los contratos. La verdad es que en esta ocasión quien marea la perdiz es el Real Madrid, y quien se quiere ofrecer como víctima de la situación no es el jugador, sino el Barça, que en esto está siendo muy cuco. Como ya no está Franco para dirimir, Laporta se ha ofrecido como juez y parte, haciendo, por cierto, de Florentino. Es decir, se ha mostrado como el conciliador para poner de manifiesto que quienes no razonan son los contrarios. Si al final todo queda en manos de los jueces el fútbol habrá mostrado, al más alto nivel, la peor cara de su cabezonería. Es probable que estén tratando de crear mitología con Etoo para que cuando entre en el campo -en el campo culé, se supone-entre ya como un insulto a los rivales. Es el fútbol, y no lo han inventado ahora.