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Con el desplante a Madrid 2012 al fondo

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Día de gala del deporte en Madrid. Por la mañana, entrega de los Premios del Deporte, que siempre me dejan una sensación desigual. Esta vez me queda la satisfacción del reconocimiento a la tarea artística del redactor gráfico deportivo en la persona del mejor y más significado de la última generación, Raúl Cancio y al mismo tiempo la perplejidad de que aún tengan que ponerse al día de olvidos tan evidentes como los de Timoner, Orantes o la Selección de 1964, la del gol de Marcelino a los rusos, entre otros. Luego fue la comida que Madrid ofrecía a los deportistas olímpicos, todos ellos embajadores dela candidatura.

En los corrillos quemaba las lenguas un tema: la designación de Sevilla para la final de la Copa Davis. Un golpe a la candidatura de Madrid 2012. Una sensación, cualquier consideración aparte, de escaso respaldo a lo que debería tomarse como una tarea de Estado en la que todo el deporte español tendría que haberse implicado con entusiasmo. En el caso de Barcelona 92 así fue. Madrid 2012 ha recibido esta pedrada del tenis, un poco por unos, otro poco por otros. En el centro de las miras está Agustín Pujol, el presidente de la Federación de Tenis, que explica que no ha hecho más que dar prioridad al deseo de los jugadores.

Pero es una explicación demasiado simple. Agustín Pujol es de por sí un personaje poco madrileñista, y lo es menos aún a raíz de las actitudes de Pedro Muñoz, presidente de la madrileña y anunciado rival de Pujol en las elecciones de la española. Sin esa fricción, que sin duda se agrava por el energuménico estilo de Pedro Muñoz, del que hemos tenido constancia pública estos días, quizá hubiera habido una solución más razonable. No creo que fuera imposible convencer a los jugadores. Simplemente, no se ha intentado. El rencor larvado entre dos personajes ha dado lugar a esta situación que nos deja a todos un poquito incómodos.