Nunca vi tan inseguro a Samuel como ahora en el Madrid. Eso sí, hasta al mejor Beckenbauer le hubiera pasado lo mismo en un equipo que juega a pecho descubierto, sumido en un quilombo total donde ninguno de sus jugadores lleva calzoncillos, ¡aquí ataca cualquiera! Suele suceder que cuando un jugador está acostumbrado a defender con 70 a su lado, como a Samuel le ocurría en el Roma o en la misma selección de Argentina, acusa demasiado cuando le quitan el biombo de delante. Sin embargo, yo sigo confiando en él, porque sé que es serio, responsable, un profesional que dice que se encuentra bien físicamente. Y si lo dice le creo. Ha sido una de las mejores compras del Madrid, el central del futuro junto con Ayala.

Espero también que los fallos de jardín de infancia comiencen a desaparecer. Ahora viene comerse el postre, ya que parece que el puchero está digerido en su totalidad. Sólo me ha sorprendido una cosa de él. Después de cada fallo se agarraba la cabeza o arrancaba el césped, y eso son cosas que un futbolista nunca debe hacer, salvo a solas, en el vestuario. Más errores de los que cometió no va a cometer, y la afición del Bernabéu sabrá perdonarle los gestos que provienen de quien tiene casta y sabe que puede hacer las cosas mejor. Ahora que el Madrid parece jugar más ordenado, sin los laterales subiendo de manera descarada, Samuel comenzará a ofrecer lo mejor que tiene dentro de sí. Se te espera en Argentina y en Madrid.