A Rossi le motivan sus pegatinas

A Rossi le motivan sus pegatinas

Sabía hace tiempo que Valentino Rossi era un enamorado de las divertidas pegatinas que siempre han lucido sus motos, pero no tanto como para que influyeran de forma tan relevante en su trato directo con la fábrica. Él mismo dice que es una parcela poco importante para otros pilotos, pero que en su caso le da una motivación extra poder incorporar su color amarillo a la M1 y a su perro, un bulldog llamado Guido, en el colín trasero. Los genios tienen estas cosas y el éxito de Yamaha ha sido saber entenderle y tratarle tal cual es, como un genio. Honda, en cambio, le trató como un empleado más que se favorecía de las poderosas motos que ellos creaban y ahora el italiano saborea su venganza.

De todos los adhesivos que 'El Doctor' ha llevado, el que más gracia me hizo siempre fue aquél en el que salía su caricatura junto a la de Ronaldo, entonces en el Inter de Milán (el equipo de sus amores), con un mensaje en el que le deseaba una pronta recuperación. El gordito también es mi debilidad, pero ahora Rossi se ha superado con este casco modelo tambor de detergente. Su leyenda en la parte trasera es antológica y, bajo el título Instrucciones para un Mundial óptimo, da unas divertidas normas de uso: Para mejorar el resultado, sumergir la moto en agua templada a 46º (no en Jerez). A continuación, ofrece las claves de lavado según el título que se quiera conquistar, poniendo como ejemplo los seis que él posee: Poco sucia (125º). Sucia normal (250º). Muy sucia (500º). Extremadamente sucia (MotoGP). Ultra sucísima (MotoGP). Sin palabras (MotoGP). Aparte de ingenioso, es más respetuoso que aquello de Limpiezas la rápida que se inventó después del GP de Qatar para mofarse de Gibernau.