Seguro que Villar está tocando las palmas. Es más, dirá que todo se ha quedado en simple multa por la influencia que ejerce él desde su vicepresidencia de FIFA. Les recuerdo que ese no era el discurso en días pasados, cuando aseguraba que no nos iban a tocar un pelo por los incidentes racistas. El multazo debería servir, de una vez por todas, para que no escondamos la cabeza bajo el ala. Lo ocurrido en el Bernabéu fue intolerable, pero lo es mucho más que se haya puesto de moda hacer el mono, que es un variable utilizada por los cuatro que siempre han hecho el patán en nuestro estadios. Igual si hubieran sido identificados y castigados los cafres que se lo pasaron bomba, la FIFA habría pasado de puntillas sobre el asunto.

Pero lo peor de todo lo ocurrido es que ha existido desidia. Me parece correcto que se haya dejado fuera de la acción disciplinaria a Luis Aragonés. Ya está bien de confundir una desafortunada frase con la estupidez de unos pocos. Es justo lo contrario que hizo hace una semana la Comisión Antiviolencia, empeñada en dar ejemplo sancionando al seleccionador y olvidándose de que en nuestros estadios sigue existiendo un problema con grupos reducidos que acuden a los campos con ganas de armar camorra o simplemente con deseos de hacer el tonto. Y aquí vuelvo al principio. Desde que Luis se sobró con Reyes y más desde que se enfrentó con la prensa inglesa, siempre echamos de menos una nota contundente de la Federación Española de Fútbol. A lo más que llegamos fue a un enfrentamiento fuera de tono del jefe de prensa defendiendo a Luis ante los periodistas ingleses. Esperemos que la multa sirva de algo.