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Vanderlei Luxemburgo sienta sus reales

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La noticia de la primera sesión de entrenamiento de Vanderlei Luxemburgo fue el derrumbe de Ronaldo, que pasó las de Caín en los tres kilómetros y medio de carrera continua. Se trataba de un test para que el nuevo equipo técnico conociera de primera mano cómo están sus jugadores, no de poner en evidencia a Ronaldo, como algún malicioso me comentó. Pero Ronaldo quedó en evidencia. ¿Por qué? Primero, porque lo suyo son distancias más cortas. Si a Mo Greene le hicieran correr distancias más largas con especialistas en ellas se rezagaría. Pero es que además Ronaldo se ha entregado a un abandono que tendrá que corregir.

Esa es la cuestión. Ronaldo es un jugador especial, que vale un equipo por sí mismo. Pero lo suyo es esperar reservando fuerzas y hacer arrancadas explosivas que se traducen en ocasiones de gol para su equipo. Hace muy poco de su descomunal exhibición ante el Albacete. Fue crucial en la indispensable victoria en Roma. Cuando no está en el campo, el equipo parece otro. ¿Le da eso derecho para entrenar mucho menos que el resto? ¿Cuánto derecho? ¿Cómo combatir la tendencia de otros a refugiarse en su ejemplo y abandonarse también? Esa difícil ecuación es la primera prueba para el nuevo entrenador del Madrid.

En ese sentido, el primer entrenamiento le avala. No se trata de pedirle a Ronaldo el fondo que se le puede pedir a un Gravesen (cuya llegada me parece inminente) pero sí un compromiso digno con el trabajo. De Vanderlei se sabe que tiene energía, como se sabe de esta plantilla que está muy gastada por sus fracasos y obligada a mejorar su imagen. Han derrotado a Queiroz, Camacho y García Remón en pocos meses. Vanderlei tiene una solidez un poco al estilo de Capello, que hará que la afición se ponga rápidamente de su lado. Con su llegada y la de un par de refuerzos, más el buen calendario de enero, puede volver el optimismo al club.