¿Un precio demasiado elevado?

¿Un precio demasiado elevado?

Repasar la lista de todas las víctimas en la historia del Dakar es tremendo. Pilotos, periodistas, niños, simples seguidores de la prueba, incluso su propio creador, Thierry Sabine... Más de cuarenta vidas que se antojan como un precio demasiado elevado para dar sentido a la gran aventura deportiva moderna. Y lo preocupante del asunto es que José Manuel Pérez, el primer español que ha fallecido en competición, seguramente no será la última víctima de la carrera y tarde o temprano volveremos a echar mano de esta macabra relación. La razón es evidente: no hay forma de controlar los riesgos de un accidente en estos hostiles parajes africanos. Se pueden minimizar, desde luego, tanto como la organización sea capaz, pero siempre estarán ahí, al acecho y en una proporción mucho mayor que en cualquier otra disciplina del motor, sobre dos o cuatro ruedas.

Carlos Sainz lo explicaba con acierto en su reciente visita a AS al referirse a su intención de competir en la gran prueba africana. "Lo complicado del Dakar es lo imprevisible de su desarrollo. Por mucho que quieras tenerlo todo bajo control, siempre puede surgir algo con lo que no contabas", decía un hombre que durante toda su vida ha vivido abrazado al riesgo. Una reflexión que se completa con la inevitable precariedad de medios en pleno desierto. A Pérez le hicieron una operación de esas que asustan aunque quede en manos de los mejores especialistas del mundo, así que imagínense lo que debe ser que te extirpen las entrañas en un hospital de Dakar. Todo eso lo asumen quienes aceptan el reto y precisamente ellos son quienes deben decidir si ese precio es asumible. Y pensar que es demasiado alto parece, cuando menos, respetable.