Una sanción sin excusa posible

Una sanción sin excusa posible

Ya sé que Javi Navarro no le quiso hacer eso a Arango. Si hubiera querido, estaríamos hablando de un asesino, no de un jugador de fútbol. Pero en lo que todos convendremos es en que pecó de imprudente y de temerario; y la imprudencia temeraria está castigada en cualquier código penal. El Sevilla puede cerrar filas en torno a Javi Navarro y pensar que el mundo conspira contra el club y contra sus jugadores. Pero también puede pensar qué estarían diciendo si esa misma acción se la hubiera hecho Samuel a un jugador suyo como Baptista, por situar un ejemplo. Cuando alguien pone en peligro la vida de un compañero, a pesar de que fuese de forma involuntaria, y sobre todo cuando la acción ha sido evitable, luego no te puedes quejar de las consecuencias. Para protegerse uno extiende los brazos, no saca el codo a la altura de la cabeza de su rival.

Javi Navarro lo sabe y sabe que se pasó. Por eso se asustó tanto y corrió en ayuda de Arango. Ahora llorará su sanción, que en cualquier caso no será una ausencia tan grande como la que le ha provocado al delantero venezolano. La próxima vez seguro que se protege de otra manera. Todos se lo agradeceremos. Al fútbol ya no se gana sólo metiendo caña. Y Caparrós debe tomar nota: esta fama le incumbe también directamente. Él sabrá si quiere pasar a la historia como un nuevo Bilardo de los que se pasan la vida diciendo "los que no han jugado al fútbol no saben de qué va esto". "Esto" va de violentos y no tiene nada que ver con el fútbol. A la larga lista de Estudiantes de La Plata, Stiles o Goikoetxeas, Caparrós sabrá si quiere añadir su nombre. En el fútbol se puede hacer historia o perpetrarla.