Nadal gana en Montecarlo y se convierte en el personaje del día. Ya no sólo es el campeón más joven de la Copa Davis, sino que con 18 años también es capaz de levantar el trofeo de un torneo Master Series, después de haber estado ya a punto de conseguirlo hace dos semanas en pista rápida y ante el mismísimo Federer. Sete, aunque se cayera, demuestra que es el único piloto capaz de hacer frente a Rossi. En taekwondo, nos hinchamos a subir al podio. En ciclismo, no sólo Freire y Valverde se dejan ver en una de las clásicas por excelencia, sino que Perdiguero y Etxeberria luchan por los puestos cabeceros. Días así nos esperan muchos. Redondos, quizá pocos, pero intensos seguro que sí.

El nivel que vamos adquiriendo es de primera línea. ¿Qué nos falta? El campeonísimo. El Rossi de turno, el Indurain de años atrás. Estamos en ello. Fernando Alonso, a quien le corresponderá el protagonismo el próximo domingo, está llamado a serlo. Nadal, también. Nadal no ha podido comenzar el año más fuerte. Le faltaba la victoria en un torneo grande y ya la tiene. Ahora su mira está puesta en Roland Garros. Pero aún es joven. Aún tendrá que perder muchos partidos. Y ganar muchos más. Mientras tanto, él, como Alonso, como Sete, como Valverde y Freire, como nuestros equipos de balonmano, nos darán muchos días como el de ayer. Porque nuestro deporte ya está es la cresta de la ola.