Almería para el recuerdo

Almería para el recuerdo

Comenzaron los Juegos Mediterráneos. Esto es Almería, la de Sierra Alhamilla que parece Arizona. La de Lawrence de Arabia, Patton, Cleopatra, el Bueno, el Feo y el Malo y hasta Indiana Jones en los parajes de Tabernas. La del tomate raf o pata negra que según los entendidos puede llegar a cotizarse... al precio de la merluza. La de los mármoles Tito Stone. La de Indalo, el arquero que lanzaba su flecha al arco iris; villa marinera coronada por la Alcazaba. Las más pequeña organizadora de unos Juegos Mediterráneos (180.000) desde Alejandría. La de Manolo Escobar y David Bisbal. Y aquí estamos. Buscando medallas con sabor de mar y votos para Madrid en Singapur. Ayer, además de la ceremonia inaugural presidida por los Reyes y de la explosión estética de la Fura dels Baus, el grupo catalán que ha logrado unir los conceptos de armonía, diversidad, espacio y tiempo.

Ayer cosechamos cinco medallas en natación. Las primeras que nos acercan a ese mínimo de 75 que necesitamos para llegar a las mil en la historia mediterránea. El calor, denso y aplastante se hace notar y surgen las primeras historias de hombres y mujeres, como la de Juanjo Salvador, jugador de nuestro equipo de voleibol, que ayer por la mañana ayudó a ganar a Egipto, por la tarde se casó y durmió la noche en la villa de los atletas acunado por el mar. Cuatro mil deportistas ocuparán mas de 1.000 viviendas que están vendidas para septiembre. Y al fondo, la exótica Singapur con Madrid esperando su sueño olímpico. Empezaron los Juegos. Hemos abierto el abanico ganando en baloncesto a los argelinos que son de membrillo, aunque ya llegarán los turcos con sus delicias. En voleibol, paliza a los egipcios y en balonmano adiós a Juancho Pérez. Una pena.