Generalmente Ibagaza no suele estar de acuerdo cuando lee que no ha rendido en el Atlético todo lo que se esperaba de él. En su descarga comenta que sí ha hecho buenos partidos. Pero la mayoría de los aficionados rojiblancos entienden que no ha sido en el equipo rojiblanco el futbolista desequilibrante que fue en el Mallorca. Ni mucho menos. Particularmente creo que es el jugador de más calidad de la plantilla, el hombre que con el balón en los pies puede cambiar el rumbo de un partido. Aparte de detalles técnicos al alcance de muy pocos, como por ejemplo la espuela en el Camp Nou que acabó con Torres batiendo a Valdés. O los pases al Niño en El Madrigal, cuyos goles no valieron al final para nada. Pero el problema es que Ibagaza ha emergido con cuentagotas y su categoría se ha ido diluyendo en vez de agrandando. Como les ha sucedido a la mayoría de jugadores del Atlético. Pero al Caño se le puede pedir más, se le debe exigir mucho más que al resto de sus compañeros.
Ahora llega Bianchi, del que dicen logra sacar un buen rendimiento a jugadores que, en teoría, no son superdotados. Comentan que la gran preocupación en el cuerpo técnico (desde Toni Muñoz al propio Bianchi) es saber si entre Ibagaza, Gabi y Maxi pueden ser capaces de llevar la manija del equipo. En las bandas parece que finalmente puede llegar el deseado Petrov y arriba Kezman es un fichaje de garantías. Pero la duda es canalizar ese fútbol. El año pasado no había apenas recambio para el Caño. Ahora la idea es que sí, que si el argentino no responde, puedan ser el canterano o el españolista los que enganchen arriba. Toni sigue estudiando traer otro jugador. Ibagaza deberá espabilar si quiere jugar.