César Ferrando apenas pudo el año pasado hacer rotaciones en el equipo. El ahora técnico del Albacete tuvo los mimbres justos para tirar hacia adelante y más de un jugador se mereció en alguna ocasión estar en el banquillo, incluido Fernando Torres. Pero el problema era que no había casi dónde elegir. Tampoco había mucha competencia, por lo que Ibagaza, Salva, Torres y compañía sabían que iban a jugar seguro. Estuvieran bien o mal. Y es muy negativo para un equipo saber que no hay nadie detrás dispuesto a salir a por todas y a echar el resto.
En esta ocasión parece diferente. El Atlético puede tener un banquillo compuesto por García Calvo, Gronkjaer, Colsa, Ibagaza, Braulio... Cualquiera puede salir y hacerlo igual de bien que el compañero. El Atlético del doblete tuvo los jugadores justos y siempre jugó un bloque muy definido, pero Tomás, López, Roberto o Biagini siempre respondían cuando les tocaba jugar. El grupo estaba tranquilo porque si hacía falta ellos cumplían. Justo lo que no ha pasado en otras temporadas, incluidas las últimas. Ahora será Bianchi el que tenga que administrar este potencial. Ojalá este año no volvamos a escuchar aquello de "es que el Atlético no tiene nada". Además, dicen que el técnico argentino es especialista en hacer grupo, en que desde el primero al último todos se sientan importantes. Si lo logra, será su primer éxito.