Donde la medicina no llega

Donde la medicina no llega

A día de hoy, los doctores no saben qué producía la fragilidad en el músculo de Prosinecki. Viví el caso muy de cerca. Terminó convirtiéndose en un tormento para el cuerpo médico y para Mendoza, que había pagado una pasta gansa por él. Muchos acabaron justificando aquella desgracia por la mala vida del jugador, lo mucho que fumaba... Diez años después, estamos ante un caso similar. Woodgate costó una fortuna, Florentino se lo ha tomado como una cuestión personal, los médicos incluso temen por su continuidad y al jugador se le mira con lupa. La única diferencia es que el inglés ya traía el historial clínico que dejaba claro su propensión a lesionarse en esa zona. Es más, cuando fichó estaba lesionado.

Ahora se especula con que la clave puede estar en la paciencia. No estoy de acuerdo. Tomando como referencia el caso de Prosinecki, recuerdo que la lesión aparecía nuevamente de forma sorpresiva, sin tener mucha relación el tipo de esfuerzos. Eso invita al pesimismo porque, igual que entonces, son muchos los que opinan sobre su lesión y muy pocos los que disponen de soluciones. Todos acaban diciendo que es problemático hablar de plazos y mucho más aseverar que no habrá recaída. Con el atrevimiento que conlleva el ser lego en la materia, me atrevería a decir que, llegados a este punto, el mejor remedio es que Woodgate comience a jugar cuanto antes. Después, en el campo, en el banquillo y en el palco, sólo quedará cruzar los dedos y esperar.