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Fabián Ortiz

El cuento chino de las patas cortas

Actualizado a

Les ha costado, pero al final han acabado por admitirlo: no habrá publicidad de China en la camiseta del Barcelona. Ni ahora ni nunca, porque resulta que nunca existió el chino misterioso por el que AS comenzó a preguntar insistentemente desde comienzos de mayo. Mientras sigue hablando de campañas orquestadas "desde Madrid" (sic), en una paranoia que cada día lo acerca más a su denostado Josep Lluís Núñez, Joan Laporta no dice nada de esta otra campaña, la que él y sus mediocres puntocom montaron para vender la burra de que el Barça sería el primer club del mundo que ingresaría unos 150 millones de euros por un patrocinio de cinco temporadas. Camino de su tercer año en el poder, la junta de Laporta no ha ingresado ni 150 euros por manchar la camiseta. No sólo eso: ha dejado de ingresar lo que fuera, poco o mucho, en parte por su ineficacia negociadora, en parte por su inabarcable soberbia.

Con la boca pequeña, de tapadillo, con el rabo entre las piernas, mediante una información convenientemente difundida por una agencia de noticias, ahora dicen que Ronaldinho y compañía no lucirán publicidad de ninguna empresa o entidad china, mientras presumen de que así seguirán siendo diferentes entre todos los que sí cobran por pasar anuncios. Hace tres semanas, no más, el vicepresidente de mercadotecnia, Marc Ingla, aseguraba que "será esta misma temporada" cuando el Barça tenga la ansiada publicidad. Pues ya queda menos, oiga.