Una muestra más de su generosidad

Una muestra más de su generosidad

Le dedico este triunfo a Ale e Irene, que se casaron hace poco y han venido aquí a Ímola de luna de miel". Con estas palabras en español después de su apasionante defensa de los ataques de Schumacher en el GP de San Marino, Fernando Alonso lanzó a la fama, muy a su pesar por el aluvión que se vino encima, a su amigo de la infancia en las carreras, Alejandro Rodríguez. El tercero de este trío de la bencina era Ricardo Morán. A ambos los conoció en los karts cuando tenía sólo cuatro años. Fue en una carrera en Ribadesella y desde entonces mantienen una unión inquebrantable. Según el piloto de rallys, les amargó la vida desde el principio: "No había manera de ganarle. Y eso que, de pequeño, era bastante bajito y nosotros algo más mayores. Ricardo y yo siempre supimos que era bueno, pero no nos dimos cuenta de que llegaría lejos hasta que ganó el Mundial de karts".

Por eso no me extraña nada, conociendo al campeón del mundo, que le eche una mano ahora a su amigo del alma, que gracias a su apoyo correrá este año el regional de Asturias de rallys con un Clio Grupo N. Es una muestra más de la generosidad del ovetense, la misma que hubiera preferido no ver en prensa, estoy seguro. Una capacidad de dar sin recibir nada a cambio que se ve en sus donaciones en silencio a asociaciones infantiles o su trabajo con UNICEF. Pero esto es otra cosa. Se trata de la consecuencia de aquellos años de bocadillo, Coca-Cola y furgoneta. Ale e Irene, su copiloto, va por vosotros.