La prensa inglesa tiene una relación casi tierna con sus árbitros. Les cuesta Dios y ayuda criticarlos y sólo se atreven a hacerlo indirectamente: este fin de semana el trencilla del West Ham-Middlesbrough se equivocó al dar como gol un despeje de Chris Riggot que en realidad no había sobrepasado la línea. En lugar de criticar el error arbitral, la prensa se ha dedicado a pedir la introducción de la tecnología en el fútbol. Total, que cuando se enteraron de que a David Beckham le habían expulsado, el artículo está casi escrito: "¡Vergonzoso! ¡Deberían quitarle el brazalete de capitán!". Ni se les ocurrió que igual lo que pasó fue un calentón del árbitro, que respondió al calentón del jugador con rigurosidad: parecía haber decidido antes del encuentro dejarse en casa la diplomacia y la interpretación para pitar todo lo que marca el reglamento (y visto así, por cierto, tuvo razón en casi todo lo que pitó).

Estábamos con Beckham. Todos los medios han recordado que es su segunda expulsión en dos semanas tras la que sufrió ante Austria, injusta por cierto, y también que fue él, como capitán de la selección, el que se dedicó a aleccionar a Wayne Rooney, expulsado por aplaudir al árbitro del partido del Manchester contra el Villarreal. Y que ya había aplaudido a otro árbitro en el encuentro ante Irlanda del Norte. Y que, fíjate, con lo rico que es y no se sabe comportar. Y que su mujer no canta bien. Y... En Inglaterra le tienen muchas ganas. Como a todos los que llegan a lo más alto.