El Barça, la orgía permanente

El Barça, la orgía permanente

Si las cosas siguen así, este equipo puede vivir en una orgía perpetua. La victoria en Madrid, la marcha en la Liga y la actuación estelar en Europa garantizan para el Barça un tiempo dulce de ilimitada esperanza. La ilusión se convierte en risa contagiosa en el banquillo, la perfección llega a los extremos del baile en la cancha, y la eficacia es la aliada de todas estas combinaciones. Anoche se produjo la prolongación de algunos malabarismos que en Madrid levantaron al público, asombrado de la capacidad para inventar de Ronaldinho. Es la ilusión hecha fútbol. Un ilusionista.

Anoche el Camp Nou parecía el patio de un colegio enorme celebrando los premios de fin de curso. Hubo aplausos para todos; se produjeron sustituciones que son premios de consolación, y se dieron vacaciones como premio para aquellos que más se lo han merecido. En estos tiempos de euforia siempre se corre el riesgo de llegar a los límites del almíbar y de la cursilería. Me gusta que Rijkaard sea tan sobrio, que se ponga al frente del pelotón de los que no quieren optimismos excesivos. Está bien celebrar, pero la orgía perpetua puede empalagarnos a todos.