Una charla futbolera con López Caro

Una charla futbolera con López Caro

Ayer nos visitó López Caro, el hombre encargado de sacar al Madrid del barro. Entrenador de forma provisional, adelantó Butragueño, a mi juicio innecesariamente (todos los entrenadores son provisionales, sobre todo en el Madrid de Florentino), y como tal se presenta él mismo. Un tipo sencillo, humilde y educado, pero firme. Seguro de lo que puede decir y de lo que debe callar, y tajante para cortar cuando se le propone un tema que no le gusta. Estuvo mucho rato y pienso que disfrutó. En todo caso, nosotros disfrutamos y a su salida nos quedó el aroma de una charla muy futbolera. Y la sensación de que este hombre merece suerte.

Poco morbo, eso sí. No le gusta entrar en individualidades ni soltar frases altisonantes. Pero se le escapa un entusiasmo incontenido por Sergio Ramos (el que sentimos todos) al que me parece que ve, en un futuro, más en la media que en la defensa. En lo que respecta al trabajo, la palabra clave para él es intensidad, pero se muestra lo bastante dúctil como para aceptar que hay que saber cómo tratar a cada cual para sacar el máximo rendimiento. Su modelo, como ya es sabido, es el 4-2-3-1. Tendrá dificultades para cubrir los extremos, aunque me imagino que arrancará con Beckham y Robinho. De fichajes, ni palabra. "Soy provisional".

¿Es provisional? Convinimos en que el fútbol se reduce a una cosa: a ganar un partido. El próximo. Lo demás no existe. Así es para todos y así es para él. Bien pensado, ganar un partido, un solo partido, no es tanto. Luego, eso sí, habrá tiempo de pensar en el siguiente. Y otra cosa está clara: no le gustan las bromas con sus convicciones. En este mundo, un poquito réprobo y canalla, choca su decidido testimonio de Fe. Este periódico y yo mismo hemos podido incurrir estos días en desconsideración con él en ese aspecto, sin pretenderlo. Ayer le pedí excusas por ello. Me miró como diciendo no hacía falta. Pero yo pensé que sí hacía falta.