Ya lo habían conseguido y era el momento de decir adiós. Eran Renault y Alonso. Después de un largo recorrido, habían hecho realidad el sueño de ser campeones. La marca francesa se sacó la espina clavada desde 1983, y el asturiano logró su meta. El asunto no era público, pero muchos intuíamos que ese matrimonio se iba a romper tarde o temprano. No como algo traumático, sino como parte de un proceso natural. Así lo vivieron muchos campeones a través de la historia, y esta vez no iba a ser una excepción. Sólo Michael Schumacher, con un equipo y una estructura humana pensada para él, fue capaz de aguantar tanto tiempo. Para Alonso, por razones varias, llegaba la hora de cambiar.

Ahora, lo primero que hay que tener en cuenta es que el asturiano se va a un verdadero equipo de carreras. Un equipo que ha tenido a los pilotos mas impresionantes de las últimas dos décadas, salvo Schumacher, que si no militó en McLaren fue por pura casualidad, ya que fue pupilo de Mercedes-Benz. Para 2007, la apuesta de Alonso es clara y fue tomada bajo el prisma de la razón, aunque no debemos olvidar que le queda un año en el que va a defender su número uno, y lo hará con Renault. Para ello, va a necesitar mucha ayuda de su equipo, el mismo que dejará al final del año. Esperemos que la tenga.