Borja García se merece un volante

Borja García se merece un volante

He de reconocer que al principio era algo escéptico respecto a las posibilidades de Borja en GP2. Pero este chaval de apariencia modesta me convenció la pasada temporada de que este año estaba capacitado para subirse regularmente al cajón. Lo hizo bien en Turquía, con su tercer puesto en un circuito desconocido para todos, pero lo más impresionante fue su segunda plaza en Spa. Con una pista impracticable, el piloto levantino fue rápido y constante a pesar de correr a ciegas. Nadie le pide que sea un nuevo Alonso, pilotos así sólo sale uno cada 50 años, pero sí que es el mejor, junto a Adrián Vallés, de la nueva generación. Tiene capacidad para correr en F-1 y el politiqueo y la falta de patrocinadores le han dejado fuera del GP2 de 2006.

Hace ahora un año, Borja iba de la mano de Alfonso de Orleans, que le aseguró un proyecto a dos años. Tenía el respaldo de Telefónica y Repsol gracias a las conexiones de su mentor. Llegó a probar un Toyota F-1, y Orleans decía que podía ser test driver de la escudería japonesa. Después de un comienzo dubitativo, Borja ya no era su chico de oro. Orleans tenía otro proyecto entre manos, Javi Villa, 18 años y el apoyo del Principado de Asturias. A García, Orleans quiso colocarle en el equipo de Campos, pero él no quiso volver con su antiguo jefe. Optó por BCN, pero con Adrián se volcaron los apoyos que podía lograr Borja. Por desgracia, más allá del talento, los volantes del GP2 se subastan a un millón de euros y España perderá en 2006 a su piloto más experto.