El reto de Cerezo y el error Bianchi

No estar en Europa es un fracaso deportivo para el Atlético. Y Cerezo lo reconoce. Y mira al Villarreal con envidia sana. Por sus éxitos, por su equipo, por su proyecto, por Riquelme. Pero yo creo que el Atlético no debe envidiar nada sino trabajar mejor, porque el Atlético es más, porque tiene historia y afición. Y eso es el patrimonio de un club. Los éxitos son coyunturales, aunque los del Atlético queden cada vez más lejanos, ya volverán. Para hacer un buen equipo hay que tener paciencia, y dinero y un buen entrenador. Y por ahí empezó a fallar este año el Atlético, que perdió media temporada por el error Bianchi. Esperábamos un técnico ganador y apareció un señor sin ilusiones que venía a jubilarse. Pepe Murcia era un parche y ha sido una solución y casi un milagro. El Atlético se despertó con él, asomó la cabeza entre los mejores y se puso a tiro de Europa, pero al equipo le entró vértigo y se mareó. Y batacazo.

Murcia ha sido un acierto. Por eso Cerezo no quiere desmarcarse del todo de su entrenador, aunque la sombra alargada de Javier Aguirre aparezca al fondo. El Atlético y Cerezo no quieren cambios radicales. Pretenden quedarse con los que funcionan y rellenar los huecos mal cubiertos. ¿El Niño? Intocable. ¿Kezman? No está en la cifra de goles que se esperaba, pero se ha fajado como un jabato. ¿Petrov? Decepción. Sólo ha destacado por sus alardes para la galería. Llegará Pernía. Y quizá Rosicky. Y tres o cuatro más. Cerezo lo confirma y mira para delante. Sabe que el año será un fracaso deportivo y mira a Villarreal. Es un buen ejemplo. Pero el Atlético es más grande por su pasado. Sólo tiene que recuperarlo. Ese es el reto de Cerezo.