Gallardón nos debe un estadio

La paciencia del Atlético, pese a ser casi infinita, tiene sus límites. Parece que existe una maldición para que nadie se quiere mojar sobre sus pretensiones de construir su nuevo estadio en Campamento. Está claro que el comportamiento del Ayuntamiento fue muy diferente con las pretensiones del Real Madrid en su andadura con Florentino. Ahora llevamos ya más de un año aguantando el sitio de las obras que convierte en héroes a los que acuden al Vicente Calderón. Un poco de seriedad señor Gallardón. Los rojiblancos somos madrileños de cuna y no pedimos ningún trato de favor. Han sido ustedes los que nos piden que dejemos nuestra casa.

Estamos acostumbrados a que nunca las instituciones se acuerden de nosotros. No nos importa y siempre nos sacamos conejos de la chistera para dar un salto de calidad. El problema es que seguir manteniendo esta incertidumbre provoca un clima de inestabilidad dentro de la entidad. Con un pasado brillantísimo, pedimos que nos permitan tener un futuro de ciertas garantías. Sabemos que se ha fallado en la planificación deportiva desde que salimos del Infierno, pero ahora que nos den los que nos corresponde. El estadio de Campamento puede representar un punto de inflexión.