Verano de 2001, el Tenerife gana 0-1 en Leganés y logra un ascenso a Primera dramático, dejando al Atlético a las puertas. El duelo de Butarque fue una finalísima y los isleños, con Rafa Benítez al frente, salieron airosos. Desde entonces, el técnico cuenta todas sus finales por victorias, por eso hoy volverá a triunfar, porque él es una garantía de éxito. Tras aquel gran día, Benítez consiguió sus Ligas a la primera, en las finales de Málaga y Sevilla, al igual que no erró en la final de la UEFA con el Olympique. Lo suyo son las grandes citas, o si no que le pregunten al Milán por Estambul o al CSKA por Mónaco, donde sufrieron remontadas del genio madrileño. Los reds cuentan con un especialista, que lleva semanas desgranando a su rival y que, posiblemente, sepa más de ellos que el mismo Alan Pardew, entrenador hammer.

Para llegar a esa perfección, el secreto de Rafa es sólo el trabajo, por cantidad y calidad, tanta que le convierten en el mejor preparador del mundo, por qué no decirlo. Con la cuarta parte de la mitad del gasto del Chelsea, le ha mojado la oreja a Mourinho y, si vence hoy, saldrá a título por año desde que colonizó la Premier. Pero lo suyo no es sólo dirigir con maestría sino que donde va, edifica un sólido edificio que tiene en él a su piedra angular. Por eso, cuando ya no está, la construcción se derrumba. Sólo hay que ver al Valencia en plena descomposición, al Tenerife en crisis y al Extremadura en Segunda B. Sin Benítez nada es igual porque es único y en el Madrid lamentarán años el 'no' con el que les contestó hace meses. Porque el técnico es garantía de éxito y seguro que en Cardiff se volverá a oír el "Rafa, Rafael...".