Se va definiendo el cartel electoral, pero no acaba de cerrarse. Está JuanPalacios, con el aval de la vieja guardia con la que tantos lazos estableció en Malibú, chiringuito ibicenco. Está Ramón Calderón, el ecléctico que quiere conservar tres cuartas patas del florentinato (la económica, la social y la del márketing) y añadirle la cuarta, la que ha fallado, la deportiva. Están los optimistas sin causa Baldasano y Martínez Laredo. Está Villar Mir, cuya candidatura rejuvenece y fortalece Carlos Sainz... Pero queda por saber si habrá un candidato más, el de Florentino, o si este se volcará en alguno de los otros.

Villar Mir ha estado a punto de morder la manzana, pero Sainz le ha dicho que nones. Florentino piensa en Fernández Tapias, pero la mitad de la antigua directiva lo ve mal y no hay consenso. Cada vez quedan menos días. ¿Habrá candidato florentinista por fin?, se pregunta todo el mundo. ¿Es eso tan importante?, preguntará usted. Pues sí, porque a Florentino se le atribuye una capacidad para hacer acopio de votos por correo que puede resultar decisiva. Y más en unas elecciones que se han retrasado discretamente a julio, con el pretexto de dejar bien cerradas las cuentas del ejercicio...

Y Florentino campa a sus anchas en el club. Acaba de editar un libro con todas sus alocuciones como presidente (con escudo del club en tapa y contratapa) y enviárselo a los socios, disponiendo del listado como propio. Nadie le pidió que se fuera y él se fue, pero lo malo es que se fue a medias y ese empeño suyo en seguir controlando lo condiciona todo. Y para mal. Destruye los méritos de su época, que los hubo. Acabará por hacernos recitar el viejo trabalenguas: "El Madrid está florentinizado, ¿quién lo desflorentinizará? El desflorentinizador que lo desflorentinizare, buen desflorentinzador será."