Luis: el toque como tabla de salvación

Luis: el toque como tabla de salvación

No sé por qué, pero se diría que nuestros futbolistas menguan. Llevamos una Selección con mucha gente que juega bien, pero livianita, corta de kilos y de estatura. Gente con buen trato con el balón, pero poco chocadora. Por supuesto los de atrás son más grandes, pero tampoco alcanzan la solidez de aquel dúo Maceda-Goikoetxea, por poner un ejemplo. La media está poblada de gente leve, como Xavi, Cesc o Iniesta. Xabi Alonso o Senna tienen más fuerza, pero no son Vieira ni Gerrard. Arriba, Torres tiene centímetros, pero no es un chocador, Villa es escurridizo... En fin, creo que me entienden.

¿Es eso malo? No vienen mal los centímetros y los músculos, pero el fútbol no es soga-tira. El fútbol se juega con el balón y es un juego de engaño. Para los que no son tan grandes están el toque, el regate, la esquiva, la rapidez para llegar antes y para esfumarse antes. Y eso vale tanto si hablamos de lo individual como si hablamos de lo colectivo. Luis, que sabe lo que lleva (y que lo ha reunido ya con una idea) quiere por eso hacer un equipo de toque, que tenga el balón, que controle el juego, que se defienda a base de esconder la pelota, más que aguantando a cuerpo firme los pelotazos que le envíe el rival.

Esta noche empezaremos a verlo, frente a los rusos. Importa ganar, porque la serenidad previa es muy buena para afrontar el Mundial. Y para ganar hay que aplicar el único juego posible en esta Selección, que está concebida para ello: el toque, la distracción, el engaño. El equipo que tiene poco el balón se pone nervioso y se equivoca cuando lo consigue, porque las carreras inútiles persiguiéndolo le han fatigado y le han desalentado. El que lo tiene disfruta, porque está gozando de su tacto y del apoyo de los compañeros con los que lo intercambia. Ese es el camino. Esta noche lo veremos.