Si estos dos hubieran salido futbolistas...

Si estos dos hubieran salido futbolistas...

Me lo decía ayer un compañero de la redacción, muy futbolero, al que va invadiendo un aire cada vez más lúgubre según se acerca el debut en el Mundial:"Si estos dos hubieran salido futbolistas..." Se refería, claro, a Alonso y Nadal, que ayer nos completaron un domingo feliz. Dos genios muy diferentes. Alonso gana desde la fría perfección, la calma inmutable, la capacidad para mantener la serenidad en medio de un huracán de vientos a trescientos kilómetros por hora. Nadal, por contra, es todo fuego, un estallido de músculos, una pelea por todo o nada en cada movimiento. La pasión por el juego, la pasión por la vida.

Si hubieran sido futbolistas... Me imagino a Alonso como un punta hábil, por supuesto rápido, frío ante el gol, atento a cada jugada. Un delantero de esos capaces de castigar con gol la más mínima rendija que ofrece el equipo contrario. Quizá como aquel Rossi que ganó para Italia el Mundial de España. Sí, ése podría ser. Por su parte, a Nadal le veo en el medio campo, abarcando muchísimo terreno, ganando de cabeza el saque del portero contrario, desplazando el balón en largo con la izquierda, ganando los cuerpo a cuerpo, tocando el tambor y sacando al equipo hacia arriba. Un Vieira balear.

Pero no son futbolistas, sino que uno es piloto y el otro tenista y no hay que lamentarse por ello, sino lo contrario. Dan alegrías inmensas en dos deportes a los que se reconoce una categoría y una distinción especiales. Sus éxitos proclaman el éxito de una España joven, nueva, desarrollada. Lo que mi amigo lamenta en el fondo no es que estos no hayan salido futbolistas, sino que no nos salgan futbolistas como ellos, ni nos hayan salido nunca. Quizá Ricardo Zamora, sí, ¡pero queda ya tan lejano! Tanto como lo queremos y qué poco nos lo agradece el fútbol, que no nos regala un genio desde entonces.