El orden jerárquico de la F-1

Lo único malo del GP de Inglaterra fue que la carrera resultó un tostón. El dominio de principio a fin de Fernando Alonso y la ausencia de adelantamientos (casi imposibles en un circuito con tanta influencia aerodinámica como éste) nos llevaron al sopor, con el paréntesis de la enorme emoción y felicidad que provoca cada triunfo del español. Tampoco todos los partidos de fútbol son apasionantes ni todas las tardes de toros resultan inolvidables... A cambio, tenemos un líder aún más líder, con unos rivales que parecen ya resignados (aunque su obligación sea decir lo contrario) a que el número uno de este año volverá a ser para el mismo. Al menos, ésa fue la impresión que me dieron Schumacher y Raikkonen justo al acabar la competición, rumbo hacia la ceremonia del podio.

La Fórmula 1 tiene su jerarquía y en estos momentos se encuentra perfectamente definida. Por muchos motivos, Alonso y Renault son la referencia de la especialidad, así que los demás sólo pueden aspirar a que esa hegemonía acabe lo antes posible... suponiendo que no sea demasiado tarde para sus propias aspiraciones. Las dos próximas competiciones, las del periplo americano, serán definitorias en este sentido. Si el asturiano sale bien parado de Canadá y Estados Unidos (que ni siquiera quiere decir como ganador), la renovación será más que una posibilidad. En ese supuesto y con la ventaja acumulada, por mucho que Ferrari y McLaren pisen el acelerador tendrán ya complicado recuperar el terreno perdido. Y al menos yo, aunque me aburra con alguna que otra carrera, estaré encantado...