Italia, Chequia, Brasil y el 'Moggi-Gate'

Italia, Chequia, Brasil y el 'Moggi-Gate'

Suele decir Paco González que el Mundial empieza cuando aparece Italia. No es Brasil (que, por cierto, está dando la cantada, al menos por ahora) pero también es un referente. Por el otro extremo, claro. No por las prodigiosas individualidades que invariablemente aporta Brasil, sino por su fútbol cargado de ciencia y carácter. Allí han tenido más desarrollo que en ningún sitio la cultura táctica, la preparación física y la investigación médica (eufemismo de lo otro) y a eso le añaden una competitividad extra. Y también producen buenos jugadores, aunque, eso sí, para lucir tienen que saltar mil barreras.

Hoy vuelve Italia, que por su empate con Estados Unidos se ve obligada a ganar a Chequia porque si no se arriesga a quedarse fuera o, mal menor, a ser segunda, lo que casi seguro la abocaría a unos octavos contra Brasil. Italia debate apasionadamente la alineación, exige a Totti, discute a Gattuso, pero mientras tiene un ojo en el Moggi-gate, el gran affaire del calcio. Se supone que el fiscal va a pedir, entre otras cosas, el descenso de la Juve y la pérdida de diez puntos para el Milán, lo que dejaría a este equipo sin título y sin puesto en la Champions. Un cañonazo en el ánimo de los jugadores.

La bomba tendrá gran alcance, porque hay gente de otras siete selecciones en los varios clubes implicados. Algunos, tan ilustres como Trezeguet o Ibrahimovic, que no tendrán la menor gana de jugar en Serie B. O Kaká, más tentable si su equipo se queda, en efecto sin Champions. Por no citar la legión de italianos, encabezada por el codiciadísimo Buffon. Un naufragio colectivo en el que bien podrán pescar (algunos ya lo están intentando) los candidatos a la presidencia del Madrid. Y un suceso que confirma que Italia es una de las animadoras, por unas causas o por otras, de cualquier Mundial.