Dios salve al ciclismo español

Dios salve al ciclismo español

La huelga de pedales muertos que ha dejado al ciclismo sin campeón de este a los larguísimos flecos de la operación Puerto; el goteo permanente de un falseamiento de valores y la persecución inmisericorde de los presuntos culpables, con aportación de datos que amplían el tétrico panorama que envuelve a este deporte épico, admirable y glorioso, me produce lágrimas de dolor, pena y consternación. Se aprueba una ley que superando el ámbito deportivo incluye responsabilidad civil y penal. Ya no serán deportistas que mejoran su rendimiento. Ahora recibirán el tratamiento de delincuentes. Dios salve a nuestro ciclismo. El de Bahamontes, Ocaña, Indurain, Delgado y tantos otros que escribieron páginas maravillosas en las carreteras.

Este Puerto es infinitamente más duro. Suena cada vez más fuerte un réquiem por un colectivo que se suicida y necesita una regeneración de hombres, modelos y conceptos. Me angustian varias preguntas: ¿Así se solucionará el problema? ¿El dopaje en el deporte, no sólo en el ciclismo, quedará erradicado? ¿Negocios inmensos condenados al fracaso? ¿Freno para comerciantes de ilusiones, médicos con otros sentido del riesgo, individuos en la sombra repartiendo esperanza a buen precio? Me asusta la respuesta. ¿Mirará la ley con la misma rigurosa atención a todos los deportes? Lo ideal sería dar un sí rotundo a todas las interrogantes. Pero como lo ideal es enemigo de lo bueno, mantengo mi escepticismo. Y seguiré llorando por el ciclismo español.