Calderón ha ganado las elecciones, pero...

Escribo tras escuchar la alocución de Calderón, ya muy pasada la medianoche, en la que anunció su victoria. La Junta Electoral seguía reunida, sin decidirse a proclamarle presidente. Calderón denunció maniobras de un personaje del club para conseguir que Juan Palacios se uniera a la tesis de Villar Mir, quien considera que hasta que la juez no resuelva sobre la situación cautelar del voto por correo, y en su caso se computen estos, no puede proclamarse un presidente. Una situación desastrosa, quizá empeorable. Un último legado horrible de un presidente que empezó bien y acabó fatal.

La posición de Calderón es sólida en cuanto a que ha ganado en el voto presencial, y en que todos acudieron a las urnas dando por sentado que el voto por correo estaba anulado. Pero no lo es tanto si se piensa que el margen tan estrecho (sobre Juan Palacios, no tan estrecho sobre Villar Mir) y la participación, no demasiado generosa. Por eso hizo una alocución conciliadora, llamando a la unidad y agradeciendo la nobleza de Juan Palacios al rehusar la invitación a complicar más las cosas. Pero hasta que la Junta Electoral, cuyas dudas se confunden con cobardía moral, no se pronuncie, estará en precario.

Por eso no sería malo que convocara nuevas elecciones en un plazo prudencial. Que mientras, sacara al equipo del barro con Capello o quien fuere, y con los fichajes que fuere. Y que cambiara los estatutos para que el voto por correo no pueda ser gestionado por los candidatos, fuente ello de todos los conflictos. Unas elecciones sanas, lo que estas no han sido, unas elecciones que tranquilizaran a una masa social demasiado repartida, confusa, parte de la cual sabe que su voto por correo no ha servido ni ya podrá servir. Y un ruego. De rodillas, si hace falta: señor Florentino Pérez, no malogre más su tarea.