No parece mala la operación de trueque entre Pablo e Iniesta. Más bien todo lo contrario. Incluso alguien en el Atlético así lo ha comentado en círculos privados. Desde hace mucho tiempo el equipo rojiblanco no tiene un jugador de las características del manchego, un futbolista que maneje la pelota como lo hace Iniesta y que dé salida al balón para aprovechar la velocidad de Torres y Agüero. Es lo que le falta al Atlético. Los fichajes parecen acertados, jugadores la mayoría ya con experiencia, con muchos partidos a sus espaldas. Pero el problema es el mismo que el del pasado ejercicio: falta alguien que lleve la manija, que dé personalidad al centro del campo rojiblanco. Pablo es un buen defensa, pero todavía está por ver la reacción del entorno atlético después de su coqueteo con un candidato del Real Madrid. Hay quien piensa que tarde o temprano saldrá de la entidad del Manzanares.
Y el Barcelona necesita un central de garantías. Pablo encaja allí. En principio la operación puede ser positiva para todos: para los jugadores (también gente allegada a Iniesta coqueteó con el blanco) y para los clubes, que se quitarían problemas de encima. Y las relaciones entre ambas entidades son buenas... a pesar de que el Atleti le quite todos los años seis puntos en Liga más los seis que le regala al Madrid. Al Barça siempre le gustó Perea, pero Pablo se salió cuando jugó contra los azulgranas. Curiosamente ahora se les pone a tiro el defensa español. Y el Atlético tendría, por fin, alguien que oriente su juego.