El galáctico está en el banquillo

Afalta de poco más de un mes para que comience el campeonato liguero y, visto lo visto, en el capítulo de fichajes, ya se puede extraer la conclusión de que sólo la llegada de López Caro ilusiona, de momento, a la afición granota. No olvidemos que se trata del técnico que el pasado año entrenó al Real Madrid y dejó al equipo en la segunda posición de la tabla. Cumplió el objetivo. Ahora en la capital del Turia las cosas van a ser distintas. Aquí no va a luchar por la Champions ni por nada parecido. La meta es simplemente la permanencia. Si el año que viene el Levante mantiene la categoría, la campaña del técnico lebrijano habrá sido todo un éxito. Lo demás será un fracaso. Así de fácil y complicado es. Todo un reto para el andaluz.

L a fama de técnico duro y exigente es su principal aval. Nadie pone en duda su amplios conocimientos y los que han trabajado con él elogian su obsesión por el fútbol. El preparador lebrijano cumple con todos los requisitos para triunfar en el club levantinista, pero a partir de hoy deberá lidiar con varias situaciones complicadas. El Levante no es un club fácil. La obsesión del presidente por asumir todas las parcelas de la entidad no siempre favorece su funcionamiento. Ahora, tiene que acabar de perfilar una plantilla carente de muchas cosas. Buscar dos arietes de garantías es el reto. Si le escuchan y sus criterios se imponen a los intereses de los representantes se confeccionará un equipo de garantías. De lo contrario la Segunda estará cerca.