La lección muy bien aprendida

Me cuentan que Capello pide peños y señales del entrevistador. Vamos, que sabe en cada momento con quién habla y la repercusión de sus palabras. No quiere malas interpretaciones, ni especulaciones. Su proyecto también se ventila fuera del campo. Si yo fuera jugador del Madrid, analizaría cada declaración suya. Seguro que ha hablado con el interesado pero, por si acaso, remacha el clavo en la Prensa. Roberto Carlos puede quedarse o irse, pero no podrá excusar que no le quieren. Eso sí, el cariño de Capello no le da derecho a abusar. Caso Ronaldo: sencillo, Fabio le conoce de la tele, esto es, tendrá que ganarse su confianza cuando comience a trabajar con el grupo.

En el resto de situaciones, igualmente tajante. En El País dijo que no se fichará a nadie sin su consentimiento. En EFE vuelve a avalar los fichajes. A mí, la semana pasada en Onda Cero, me refrendó que se acabaron los gestos de estrellas en los entrenamientos. Que la imagen de seriedad abarca las 24 horas del día. ¿Clarito? Como el agua cristalina. Así las broncas serán casi imposibles. O lo tomas o lo dejas. No quiere que nadie confunda dureza con disciplina. Además, está convencido de que éste es el último contrato de su vida. Llegados a ese punto, cualquier cosa menos tragar con tonterías.